Un susurro, tal vez un suspiro, el resurgir de una diminuta gota de agua apagando el inmenso grifo del silencio en medio de la quietud ingente de la nada, una extraordinaria excusa para escarbar en el devenir horadado y hundido del crisol de los engaños, carne gobernada de ninguna parte a punto de conmoverse con la ardorosa fiebre del estrépito, balanceándose en el borde mismo de la sima del fracaso, quedándose únicamente la herida de la palabra reducida a una intensa mancha en el vertido malicioso del Squizo hacia la corteza del entendimiento y reduciendo a la más sublime ceremonia del cortejo expresivo, la sospecha de que aprisionando los desdenes hasta el desengaño solo sobrevive la curiosidad del paladar en los sedimentos de lo imprevisto, mostrándonos los gestos de una perplejidad en mayestático mutismo, cómplice del inconsciente universo auxiliar de libérrimos dilemas irredentos y exultante con la vendetta en el flujo de los suspiros; como la fractura de una impotente garganta rota de tanto gritar en medio del musgo de los estadios vacíos.
viernes, abril 04, 2008
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